Kevin Mancera centra su interés en El Libro del desasosiego de Pessoa e indaga en las cuestiones existenciales del narrador y personaje principal. A partir de cuarenta y dos (42) fragmentos el artista crea sus pinturas en un diálogo personal con Soares, con una sutileza extraordinaria, sobre las circunstancias y sentimientos a los que estamos abocados los seres humanos en el día a día. Soares se siente abandonado por Dios y, además, la incertidumbre que le genera el futuro, deriva en angustia y desesperación. A la vez, su soledad se torna en un factor determinante para el aburrimiento que expresa esperando su muerte. Estas confrontaciones exteriorizadas en el libro, generan un paralelo entre los aforismos y las figuras zoomorfas.