En relación al desarrollo de las experimentaciones materiales sobre la pintura, en la muestra

Témpanos de Fe, Adolfo Bimer presenta una serie de 17 trabajos, entre series y piezas individuales, consistentes con intervenciones anteriores sobre reproducciones de obras de arte religioso católico, extraídas de libros de historia del arte occidental.

Por una parte, la muestra consta de tres series de intervenciones con barnices y esmaltes sobre imágenes enmarcadas, las cuales sirven de fragmentos de la obra de Paolo Uccello (Historia de la Hostia Profanada I–II), Francisco Zurbarán (“Santitos” I-II-III) e imágenes de importantes museos europeos, donde estas obras permanecen expuestas (La Iglesia I-II-III). Por otra parte, la muestra se compone también de 14 piezas realizadas con barnices, lacas, resinas y acrílico sobre imágenes de la misma procedencia, donde el papel ha quedado completamente recubierto de mezclas pictóricas, perdiendo en ocasiones su referencia directa –material y simbólica–. Las piezas se convierten en fragmentos minerales de una organicidad extraña, una arqueología simulada que escarcea la tridimensionalidad.