Para muchos pintores, la imagen —y sobretodo el paisaje— es también un medio para experimentar, para registrar la evolución de la luz, el color y la forma. Para Ana Mosseri, la imagen se ha vuelto una herramienta para aproximarse a la pintura como medio, para volver al óleo y explorar el potencial del acrílico, para pintar sobre lino crudo o usar gesso negro. Existe, en sus series, un lugar que se repite, un paisaje que ha sido el fondo ideal para retratar a sus hijas, un camino lleno de follaje en donde predomina el verde de la sabana que ahora, por sí mismo, se ha convertido en una excusa para pintar.