En la obra de Norman Morales coexisten diferentes preocupaciones asociadas a la transmutación de la materia, las formas orgánicas de la naturaleza y el discurrir del tiempo como factor de cambio. Desde sus inicios, el artista ha desarrollado su obra a partir del intersticio entre realidad y representación, aunado a analogías entre el cuerpo humano –como un espacio habitable en constante transformación– y las formas arquitectónicas que ocupan el espacio físico.