Los dibujos de Carolina Rodríguez no se circunscriben en el terreno convencional del arte (o a la historia del arte), sino que dialogan con una cultura visual mucho más amplia y significativa, que abarca distintas esferas del campo social y cultural. La artista propone trazos cercanos en apariencia a la de los niños, evidentemente empleando otro tipo de principios de configuración que responden a intereses relacionados con la desnaturalización y la imitación de los objetos en el arte.