El dibujo de Terán es casi técnico, podría llegar a pensarse que es una máquina la que produce esas líneas. Al ver su obra hay una especie de austeridad efectista, una extraña belleza en la simpleza de sus trazos. Esto no quiere decir que estemos frente a una obra que deja todas las cartas sobre la mesa, al contrario, se trata de si lo que vemos es realmente lo que creemos o no.