Hace unos años visité por primera vez la tumba de mi abuelo, y vi que la cubría un colchón de plantas de jade. En el Espinal, Tolima, las tumbas parecen jardines, y en ellas crece la fuerte intención de la tierra por hacer un manto sobre los cuerpos.
La obra Body of Milk es un manto tejido con hilos de leche que sigue la forma de la tumba de mi abuelo. Con el tejido de leche quiero reconstruir el vínculo material y afectivo con lo materno. Este gesto nace como una expresión material cargada de afecto, que busca dar continuidad a la vida en la muerte y cubrir el cuerpo con el primer contacto material – elemental y primario – que tenemos al nacer, el alimento.
Desde hace tres años, convierto la leche líquida en un hilo sólido para tejer. En un principio lo hacía en un laboratorio, ahora lo hago en la cocina, rescatando saberes artesanales en la elaboración de queso. Para crear este hilo uso la leche que proviene de una finca de libre pastoreo en el Alto del Vino en el municipio de Facatativá.
En colaboración con la artista María Alejandra Torres elaboro cada uno de los hilos que conforman el manto y los preservo con sal. El hilo solo se deja tejer mientras esta húmedo, luego se convierte en un hueso. La forma del tejido sigue el patrón del “nudo de reunión”, en esta técnica no se hace uso de ninguna herramienta externa a las manos; son el índice y el pulgar los que tejen.
El manto dialoga con obras de artistas invitados que expanden el imaginario de la leche y reflexionan sobre su materialidad.
Juliana Góngora Rojas