En proyectos anteriores, Edinson Quiñónez trataba la inserción de lo ilícito, lo prohibido y lo censurado dentro del contexto del arte, a través de la historia trágica de la hoja de coca. Esta y otras reflexiones se amplían y profundizan en 89~90. La serie de cocas, pericos, trompos, bolas y bates fabricados en madera de la planta perseguida, con todas sus implicaciones semánticas, entran en juego con un relato histórico que toma
como núcleo el periodo 1989 – 1990, donde se concentran las tensiones y violencias del narcotráfico.